Este verano en Valdivia se
realizó el séptimo retiro de avivamiento, cuyo invitado a predicar fue el
sacerdote paraguayo Dalton Xavier que en esos días residía en el país Colombia. En el encuentro compartió muchas lindas
enseñanza, pero hubo algo que dijo que me llamo mucho la atención “Uds. no
reciben porque no levantan las manos y
no se arrodillan” eso caló profundamente y me puse a buscar en la palabra textos bíblicos en donde se anuncian
la importancia de las “Manos Levantadas”. Posteriormente me invitaron a
predicar un avivamiento en el vicariato de Aysén y el lema era “A ti levanto
mis manos en oración” otra vez aparecía el levantar las mano, sabía muy bien
que Dios me estaba hablando, pero ¿Qué significa levantar la manos?
Levantar
las manos es un acto rendición y adoración. No es para nada una obligación
hacerlo, pero en general le estamos demostrando a Dios que nos rendimos totalmente a él, entramos al trono de la
gracia y le adoramos. Pablo dice: “Quiero, pues, que los hombres oren en todo
lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda”.
1 Timoteo 2:8
¿En qué momento debemos
levantar nuestras manos? Te voy a dar tres motivos…según la palabra dice:
1.
Levanta las manos para bendecir: “Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre alzaré
mis manos.” Salmo 63.4
Cuando bendecimos
al Señor y reconocemos la acción de su presencia en nuestra vida, de los grandes milagros que
ha realizado en nosotros y las transformaciones es ahí en donde debemos de levantar
las manos y alabarlo por lo que ha hecho
en nosotros.
- Levanta tus manos para orar a Dios: “Oye la voz de
mis ruego cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacía tu santo templo.”
Salmo 28.2.
Cuando vamos a la oración personal y clamamos por aquellas
situaciones que necesitan una intervención de lo alto es ahí en donde tenemos
que levantar nuestras manos para que Dios reciba nuestro clamor y pueda
inclinar su oído a nosotros y escuche lo que tanto anhela nuestro corazón…Y por
ultimo.
- levanta tus manos para derrotar a tus enemigos: “Y sucedía cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. Éxodo 17.11.
Ahora nace una pregunta ¿Quienes son nuestros enemigos?
Son aquellas
cosas que nos rodean y están dentro de nosotros como la ira, la pereza, la critica destructiva, el rencor, la envidia, las
enfermedades físicas y sicológicas (depresión,
la falta de fe y de perdón) también las
malas relaciones, los conflictos en nuestra casa y trabajo…dice la palabra en
el éxodo que Moisés solo
levantaba la mano y el pueblo de Israel prevalecía, pero cuando comenzó el
cansancio a afectar a Moisés, el pueblo comenzó a sufrir la derrota.
¿Cómo están tus manos hoy
hermano(a)? Levantadas o caídas.Dice la Escritura que “Cuando Moisés alzaba su mano, Israel prevalecía...”
Me hace recordar un día de oración llovía torrencialmente en Valdivia y estaba predicando sobre este tema y le invite a mis hermanos levantar las manos en alabanza para detener la lluvia, fue tan especial ese momento que no nos dimos cuenta que el Señor había detenido la lluvia…aquí ocurrió con un elemento natural, mucho más puede suceder con nuestras situaciones de vida y que si levantamos en oración nuestras manos, en una alabanza llena de amor y fe Dios puede detener y colocar a nuestros enemigos bajo nuestros pies…¡aleluya!…
¿Cómo están tus manos hoy hermano(a)? Levantadas o caídas.
Bajar los brazos” o “bajar las manos” significa: Cansancio, impotencia ante algo, darse por vencido, rendirse, derrota.
Hoy, hay demasiadas personas a nuestro alrededor que han bajado los brazos, han bajado sus manos. Pero el pueblo de Jesucristo no puede dejarse vencer, hoy te invito a descubrir el poder de las manos levantadas en la alabanza, en nuestra oración personal y comunidad de oración, retiros y jornadas…de eso soy testigo…
Pero Moisés no estaba sólo estaba junto a Hur y Aarón para levantar sus manos y al fin alcanzar la victoria frente a sus enemigos…esto quiere decir que cuando levantamos las manos junto a mis hermanos de comunidad , en familia y amigos se pueden lograr las victorias, es decir, también aquí hay un trabajo de equipo ya que en nuestras luchas nos podemos cansar y es ahí en donde están los demás acompañándonos en nuestros triunfos .Cuando tomamos el último resto de fuerza para levantar nuestras manos ante Dios, es allí cuando el milagro empieza a ocurrir.
Textos de Apoyos
Salmo 134, 1 -2. Manos levantadas y el
Templo de Dios
Lamentaciones 2, 18 – 20 Levantar las manos por nuestros hijos.
Salmo
143,5 al 7 Levantar las manos en momentos de necesidad.
Salmo 141, 1 – 2 Levantar las manos ante la
Presencia de Dios.
Salmo 63, 4- 6
Salmo 28, 1-2
Jaime Silva Martínez
Misionero
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