jueves, diciembre 16, 2010

ORACION DE SANACIÓN DE RECUERDOS.


(P. Emiliano Tardif)

Como todos estamos enfermos por heridas en nuestro pasado, a continuación hacemos una oración de curación interior para que el Señor sane el corazón de los que reconozcan necesitarlo.

Padre de bondad, Padre de amor,

te bendigo, te alabo y te doy gracias

porque por amor nos diste a Jesús.

Gracias Padre porque a la luz de tu Espíritu

comprendemos que él es la luz,

la verdad

y el buen pastor,

que ha venido para que tengamos vida

y la tengamos en abundancia.

Hoy, Padre, quiero presentarte a este hijo(a).

Tú lo(a) conoces por su nombre.

Te lo(a) presento, Señor,

para que Tú pongas tus ojos de Padre amoroso

en su vida.

Tú conoces su corazón y conoces las heridas

de su historia.

Tú conoces todo lo que él ha querido hacer

y no ha hecho.

Conoces también lo que hizo o le hicieron

lastimándolo.

Tú conoces sus limitaciones, errores y su pecado.

Conoces los traumas y complejos de su vida.

Hoy, Padre,

te pedimos que por el amor que le tienes

a tu Hijo, Jesucristo,

derrames tu Santo Espíritu sobre este hermano(a)

para que el calor de tu amor sanador,

penetre en lo más íntimo de su corazón.

Tú que Sanas los corazones destrozados

y vendas las heridas

sana a este hermano, Padre.

Entra en ese corazón, Señor Jesús,

como entraste en aquella casa

donde estaban tus discípulos llenos de miedo.

Tú te apareciste en medio de ellos y les dijiste:

“paz a vosotros”.

Entra en este corazón y dale tu paz.

Llénalo de amor.

Sabemos que el amor echa fuera el temor.

Pasa por su vida y sana su corazón.

Sabemos, Señor,

que Tú lo haces siempre que te lo pedimos,

y te lo estamos pidiendo con María,

nuestra madre,

la que estaba en las bodas de Caná

cuando no había vino

y Tú respondiste a su deseo,

transformando el agua en vino.

Cambia su corazón y dale un corazón generoso,

un corazón afable, un corazón bondadoso,

dale un corazón nuevo.

Haz brotar, Señor, en este hermano(a)

los frutos de tu presencia.

Dale el fruto de tu Espíritu que es el amor,

la paz y la alegría.

Haz que venga sobre él

el Espíritu de las bienaventuranzas,

para que él pueda saborear y buscar a Dios

cada día viviendo sin complejos

ni traumas junto a su esposo(a),

junto a su familia, junto a sus hermanos.

Te doy gracias, Padre,

por lo que estás haciendo hoy en su vida.

Te damos gracias de todo corazón

porque Tú nos sanas,

porque tu nos liberas,

porque Tú rompes las cadenas

y nos das la libertad.

Gracias, Señor, porque somos templos de tu Espíritu

y ese templo no se puede destruir

porque es la Casa de Dios.

Te damos gracias, Señor, por la fe.

Gracias por el amor

que has puesto en nuestros corazones.

iQué grande eres Señor!

Bendito y alabado seas, Señor.