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miércoles, diciembre 07, 2011
RETIRO DE SANACIÓN INTERIOR "BIENVENIDO A LA VIDA"
martes, junio 28, 2011
EL DON DE SANACION según el P. Tardif
Realmente sobran los comentarios…….Mucho Carisma y poca cabeza… Quizas por el viento que sopla por cualquier lado….
EL DON DE SANACION
Por el padre Emiliano Tardif
Un día, un periodista de Colombia me hizo esta pregunta: ¿Usted hace milagros?. Yo le conteste: “No, nada de eso. La cosa es muy sencilla: yo oro y Jesús sana”. Al día siguiente, él sacó un artículo en el diario que se titulaba: “El Padre Tardif ora y Jesús sana”. Cuando vi el periódico exclamé: “¡Por fin un periodista entiende lo que es esto!”. El don de sanación es para los demás, no para uno mismo. A veces yo me he enfermado, y si el don de sanación fuera para mi mismo, yo me impondría las manos sobre la cabeza, oraría y quedaría sanado, pero no es así.
Durante un retiro de fin de semana para 200 latinos en Tucson, Arizona el Señor sano a muchos enfermos, incluso de enfermedades muy importantes, sobre todo de artritis y parálisis. A las dos de la tarde del domingo yo tenía una fiebre muy alta. Me había resfriado y con dificultad alcancé a dar mi último tema. Terminado el retiro tuve que ir a acostarme durante día y medio. Yo decía: “Si el don de sanación fuera para provecho propio, me impondría las manos y me sanaría de una vez para salir de esta cama”. Pero el Señor me enseño nuevamente que no soy yo el que sana sino Él.
Cuéntenos una sanación que le haya traído la atención por algo en particular.
Yo le voy a contar varias que muestran el buen humor de nuestro Dios. En 1984 estaba predicando un retiro en la ciudad de Monterrey. Durante la Eucaristía era muy difícil repartir la Comunión, ya que los pasillos estaban atestados de gente. Ayudado por unos guardianes me encaminé a la parte trasera. Cuando pasaba por en medio de la multitud, y algunas personas me querían tocar y otros hasta me pedían que les hiciera oración en ese momento, yo pensaba: “Pero si Jesús los puede curar, no se para que buscan al Padre Emiliano…”
En medio de tanta gente vi a una señora con ojos llorosos, que llevaba un pequeñito en sus brazos. El niño me miraba con ternura. Yo me acorde de aquel paralítico de la piscina de Bezata (Jn 5), que no podía entrar al agua milagrosa porque no tenía quién le ayudara. Entonces me acerqué al niño y le di un beso. El se sonrió y yo seguí repartiendo la Comunión.
Ordinariamente no doy besos a la hora de repartir la Comunión, pero en ese momento sentí el deseo y lo hice… Al día siguiente la señora se puso de pie en el micrófono delante de toda la multitud, y dijo: “Ayer, a la hora de la Comunión, el Padre Emiliano paso cerca de nosotros. De pronto, se detuvo y le dio un beso a mi hijito, que tiene dos años y estaba completamente sordo. Quiero darle gloria a Dios porque desde ayer mi hijo ha comenzado a escuchar. Dios lo ha sanado. Gloria a Su nombre!”.
A partir de ese momento se me complicó la existencia. Todo mundo quería que lo besara; pero yo les decía: “No, los besos son nada más para los niños. Las señoras vayan a que las bese su esposo”. Sin embargo, la enseñanza fue muy valiosa. Yo no sané a nadie. El beso, por más signo de amor que fuera, no era capaz de sanar ni un dolor de cabeza. Lo que pasó es que llevaba a Jesús en mis manos, y fue Jesús mismo quien sanó a este pequeñito que estaba sordo.
Yo soy simplemente como el burro que lleva a Jesús, y por eso el sigue sanando a los enfermos. Lo peor sería fijarse en el asno y no en el que va montado en sus lomos. El día que seamos conscientes de que somos portadores de Cristo Jesús, ese dia se va a transformar nuestro ministerio; ya no hablaremos tanto de Jesús, sino que le dejaremos actuar con todo su poder.
La forma de sanar de Jesús es tan extraña, que no puedo omitir lo que paso en Monte Maria, donde cada domingo se reúnen más de 50,000 personas para la celebración de la Eucaristía, en donde el Padre Gilberto Gómez hace la oración por los enfermos.
En una de estas celebraciones, el asta de la bandera del Vaticano se cayó y golpeó a una persona que caminaba torcida, tirándola al suelo. Todo el mundo se apenó al ver cómo aquel tubo tan grande y pesado fue a caer precisamente sobre una persona enferma. Para sorpresa de todo mundo, el enfermo se levantó por su propio pie. El tubo le había enderezado la columna. Hasta el día de hoy, camina con normalidad. Los caminos de Dios están cargados de buen humor. A veces Dios nos sana con un beso, a veces con un tubazo.
¿Cual es el principal obstáculo para recibir carismas?
Yo creo que el miedo a perder nuestra reputación. Los carismas son una cruz y muchos no están dispuestos a llevarla. El ejercicio de algunos carismas provoca que muchos nos juzguen locos, que otros se burlen y no pocos nos desprecien o persigan. Mientras no estemos dispuestos a morir a nosotros mismos, aun a costa de nuestros privilegios y renombre, no recibiremos estos carismas.
Recuerdo muy bien a un párroco vecino que se burlaba de los carismáticos, y en sus homilías dominicales aseguraba que los que hablaban en lenguas era porque les faltaban vitaminas… Hay muchos que tienen problemas. No le dan espacio al Espíritu para que se mueva libremente. Lo quieren encajonar en moldes preestablecidos y no lo dejan volar con libertad del viento que sopla como quiere. Los que tienen problemas con sus micrófonos es porque son demasiado cuidadosos de lo que los demás opinen.
Si fuéramos menos celosos de nuestra reputación, estaríamos más abiertos al Espíritu Santo. El miedo a hacer el ridículo nos impide abrirnos a los carismas del Espíritu. Los carismas ciertamente son humillantes. Nos llevan a la cruz.
Por eso muchos les temen y otros los rechazan. Se acaban los horarios de descansos y se recortan las horas de sueño. Por otro lado, la reputación no crece, sino que uno se vuelve blanco de burlas, criticas y sarcasmos… pero en el fondo todo eso se sobrelleva, siempre y cuando no tengan problemas con los micrófonos.
Mucha gente cree que el Padre Emiliano Tardif es un santo, ¿que opina usted?
Yo me río de todo eso. A veces, cuando estoy solo y me voy a acostar en la noche, digo: “Si supieran quien soy yo, se quedarían mas tranquilos”. No he dejado de ser un cura de pueblo en una islita perdida en el Mar Caribe. Nunca puedo pensar que soy más que el burro que lleva a Jesús.
Yo bien se que cuando me visten de reconocimiento y me ponen mantos en el suelo, es porque le dan la bienvenida al Jesús que yo porto. Y cuando ya lo llevé, a mi me regresan otra vez a mi corral; y al retornar, no hay mantos de flores ni reconocimientos: entro en el santuario de mi ser y digo: “¡Señor, qué grande eres tu!”.
Este regreso del burro a su casa es lo que nos mantiene en la humildad. La soledad y el estar frente a frente de Jesús no nos permite engañarnos. Cuando me arrodillo y recito las maravillas de Dios en los Salmos, pienso que si la gente conociera más a Dios, se fijaría menos en nosotros. Mi comunidad sabe que no soy santo, pero que si anhelo llegar a serlo. Es una vocación de todos los bautizados. Pero equivocadamente pensamos que un santo es sólo una persona cuya imagen colocan en un altar o que realiza milagros.
Para mi, ser santo es mucho más que eso: es ser como Jesús. ¿Quien no quiere ser santo? Es más, desde mi bautismo, al ser enraizado en la muerte y resurrección de Cristo Jesús, ya llevo el germen de santidad por el don del Espíritu que me ha sido otorgado gratuitamente, sin ningún mérito de mi parte.
El don de sanación no es signo de santidad, es un don gratuito. Si lo pongo al servicio de los enfermos con paciencia y con amor, puede ayudar a santificarme, porque es puro ejercicio de la caridad, y a veces muy pesado. Un día alguien me dijo: “Emiliano, no te da miedo que la gente te canonice en vida por tanto milagro?”, yo le conteste: “Prefiero que me crean un santo a que me crean un bandolero”.
Y ¿que siente cuando la gente no se sana?
Me da compasión, pero no siento que se les quite nada. Insisto en que Jesús nunca ha dicho que se sanarían todos los enfermos, sino que nos daría signos para acompañar la evangelización. Las curaciones son signos que acompañan el anuncio del Evangelio, pero no es necesario que se sane todo el mundo, para que se crea en la Palabra de Dios.
Por María Angel
JUEVES 14 JUNIO 2007
¿QUÉ ES ORAR?
"La oración es la elevación de la mente a Dios" (San Juan Damasceno).
El Catecismo de la Iglesia Católica da también la definición de Sta. Teresita del Niño Jesús: "Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría" (CIC #2558)
"Oración es tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con Quien sabemos nos ama" (Sta. Teresa de Jesús).
“La oración no es otra cosa que la unión con Dios” (San Juan María Vianney).
“Toda oración cristiana es una elevación del alma hacia Jesús para ser atraídos por El. Pero esto puede tomar formas extremadamente diversas, desde la simple oración de petición hasta el deseo ardiente de que el Amor de Cristo tome posesión de nuestro corazón” (Padre Marie Dominique Philippe).
“La oración es un tiempo que dedicamos a amar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Es un tiempo para Dios; no debo regateárselo, usándolo para otra cosa. Ese tiempo debe ser “perdido” para el Señor!” (Padre Marie Dominique Philippe).
“Orar no significa sólo que podemos decir a Dios todo lo que nos agobia. Orar significa también callar y escuchar lo que Dios nos quiere decir” (Juan Pablo II).
“La oración no es sólo, ni principalmente obra de la persona: es más obra de Dios, que acción nuestra” (Juan Pablo II).
“Orar es ver el mundo con los ojos de Dios” (Beata Teresa de Calcuta).
sábado, junio 25, 2011
ORACIÓN POR LOS ANTEPASADOS
Padre Dios, en nombre de Jesús, te pido que por los méritos y virtudes de Sus Santas Llagas, sean lavados por Su Sangre todos los efectos, causas, consecuencias y atributos de las faltas de mis antepasados que no fueron reparadas y que todavía pesan sobre mi en forma de debilidades o tendencias hacia esos mismos errores y pecados. Te pido perdón en su nombre por haberse burlado o renegado de los sacramentos de la Santa Iglesia, siendo bautizados, o por insultos y negaciones hechos a Tu Santa Trinidad, te pido perdón por toda infidelidad y desconfianza hacia ti. Pido perdón en su nombre por los daños que mis antepasados causaron a la familia, al matrimonio, a la sociedad, a Tu creación. En nombre de Jesús, te ruego que Tu amor repare las injusticias que cometieron en contra de todas las personas, instituciones, pueblos o naciones y en sus descendientes. Que por intercesión de la Inmaculada Concepción de María nos concedas la sanación a partir del instante de nuestra concepción, la de mis antepasados y la de mi descendencia.
Que Tu Espíritu Santo me inspire todos los días de mi vida para hacer obras de caridad y servicio.
Pido que Tu Misericordia alcance a los que ya han muerto, para que descansen en paz junto a ti y para los que aún vivan, tu Espíritu Santo los convenza de sus errores dándoles la gracia del arrepentimiento.
Amén, amén, amén.
jueves, junio 23, 2011
ORACIÓN DE PROTECCION Yo (dí tu nombre completo) con la Sangre preciosa de Jesús, protejo y sello todo mi ser, interior y exteriormente, deposito en el Corazón Inmaculado de la Virgen María, todo mi haber y poseer; para que ni en el presente, ni en ningún momento futuro, lleguen a ellos daños por venganzas de lo oculto. En el nombre de Jesús, queda prohibida toda acción e interacción, toda comunicación e intercomunicación espiritual. Invoco la presencia de los ángeles, arcángeles (Miguel, Gabriel y Rafael), principados, virtudes, potestades, dominaciones, querubines, serafines y tronos de dios; para que sean ellos quienes lleven a cabo esta batalla contra el mal. Pido la ayuda de la comunión de los santos.
Amén, amén, amén.
domingo, abril 17, 2011
COMO ORAR POR LA SANACION INTERIOR
A solas con Jesús
Hay que hacerlo sin prisas, para que su gracia cale muy dentro y llegue hasta las raíces mismas de tus conflictos. Así podrá El escribir la Historia de Salvación en tu vida.
Si es preciso, puedes hacer esta oración en el curso de varios días, cubriendo en cada sesión una etapa o aspecto de tu vida. Las oraciones que aparecen en los numerales siguientes te pueden ser de una gran utilidad.
Al orar por la sanación de recuerdos tú vas recorriendo mentalmente y en cierto modo reviviendo, tu pasado.
Te detienes en aquellos incidentes que te han marcado más o traumatizado profundamente, y con los ojos del corazón ves a Jesús presente en cada uno de ellos. Desde tu pobreza le ofreces tus recuerdos y experiencias dolorosas, tus temores, angustias, resentimientos, culpabilidad y otros conflictos emocionales; le presentas también las zonas vacías y conflictivas de tu vida.
Ofrécele todo con una confianza ilimitada en su poder, con un abandono total en su bondad. Pide a Jesús que lave en su preciosa sangre cada uno de tus recuerdos dolorosos; que sane por sus heridas tus propias heridas; que llene con su amor y su fuerza tu propio vacío.
Trata de visualizar a Jesús que en ese momento recorre tu vida pasada limpiando y sanando heridas, rompiendo cadenas, llenando vacíos.
Todo lo que tú ofreces al Señor, él lo acepta de buen grado y lo transforma en gracia. «Sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman» (Rom 8,28).
Dile a Jesús que le amas y deseas amarle cada día más, amarle y servirle en sus hermanos necesitados.
Dos personas que participaban en un mismo retiro tuvieron un sueño parecido en su comienzo, pero diferente en su conclusión. Un hombre soñó que se acercaba a Jesús con un enorme cesto conteniendo las cargas y preocupaciones de su vida. Lo dejó a los pies del Señor para orar. Terminada la oración, se cargó con el mismo cesto y salió. Una niña soñó que se acercaba a Jesús con su cesto de problemas y preocupaciones, y lo depositaba a sus pies para orar. Mientras oraba vio cómo Jesús tomaba su cesto y lo arrojaba al mar. No volvió a verlo.
Una vez que has ofrecido al Señor tu pasado y tus recuerdos penosos, déjalos en sus manos, No des demasiadas vueltas a lo pasado. En nombre de Jesús conjura a tus miedos, angustias, resentimientos... a que no vuelvan a tu corazón. «Para ser libres nos libertó Cristo. Manteneos, pues, firmes y no os dejéis oprimir nuevamente bajo el yugo de la esclavitud» (Gal 5,1).
Jesús te libra de la esclavitud a un pasado poco feliz, y abre ante ti nuevos horizontes llenos de luz y de esperanza. Vive de cara al futuro.
«Pero una cosa hago: olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante, corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús. Así pues, todos los perfectos tengamos estos sentimientos. Desde el punto a donde hayamos llegado, sigamos adelante» (Fil 3,13-16).
Acepta en fe la presencia y la acción liberadora de Jesús en tu vida, aún antes de sentir sus efectos. Dale gracias de corazón, canta y alaba su santo Nombre. La alabanza confirma y acelera el proceso de sanación.
jueves, febrero 03, 2011
PERDONAR ES SANAR
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Robert De Grandis, S.S.J.
En la famosa película "Historia de Amor" hay una frase que dice: "Amar significa nunca tener que pedir perdón". Muchas personas rechazan esta frase. Hay una cosa cierta, que para extender el amor cristiano siempre tenemos que decir: "yo te perdono". Lo mas fundamental de cualquier oración, es lo que Jesús nos enseño a decir: "Padre Nuestro . . . perdónanos nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden". (Mt. 6: 12).
Ser cristiano es ser persona de oración. El Señor nos hablo con gran claridad cuando dijo: "Y cuando se pongan de pie pare orar, si tienen algo contra su hermano, perdónenlo, para que el Padre de ustedes que esta en los cielos, les perdone también sus faltas" (Marc 11: 25).
La idea parece ser que si no perdonas, serás incapaz de recibir perdón por estar resistiendo a la Luz. Jesús eLuz del Mundo. No perdonar es permanecer en la oscuridad y sin amor con lo que se impide obtener el perdón del Señor.
En el ministerio de oración, cuando la gente pedía que acompañáramos sus oraciones para sanar sus heridas y dolores, comprobamos que la oración no aliviaba sus dolencias hasta que ellos perdonaran a sus enemigos. Hemos experimentado esta barrera en tantas oportunidades que siempre pedimos a las personas que, antes de acompañarlas en la "oración de sanación", recen la "Oración del Perdón".
Hemos visto casos en que el dolor físico no desaparecía después de la oración, pero al pedirles que perdonasen a quienes guardaban resentimiento, el dolor desaparecía inmediatamente, a medida que la persona pronunciaba el perdón.
L la experiencia de una mujer que no quería perdonar a la amante de su esposo. La esposa sufría de artritis que la había paralizado y el dolor era tan grande que la mantenía postrada en su cama sin poder levantarse. La religiosa que estaba orando con ella le ayudo a comprender la necesidad de perdonar. La esposa oro expresando su perdón por la otra mujer. El dolor la dejo inmediatamente y fue capaz de levantarse de la cama y se puso a servir refrescos a la religiosa y a otra persona que estaba presente. Esta religiosa teniendo estudios avanzados de consejera y entrenamiento pastoral, afirmo que este fue un case extraordinario. Sin embargo, hemos visto la proyección del perdón, y como produce inmediata recuperación en la persona.
Muchos cristianos pueden perdonar fácilmente a otros, pero no a sí mismos. Tal vez este sea uno de los aspectos mas difíciles para los cristianos. Aunque comprenden que el Señor Jesús les ha perdonado, no son capaces de perdonarse a sí mismos por sus pecados y ofensas. La experiencia muestra que esto puede ser un obstáculo grande para recibir el amor sanador de Jesús.
Otro de los obstáculos en la oración de sanación por heridas y dolores es el resentimiento subconsciente hacia Dios. Esto es muy común y no debemos sentirnos culpables. Objetivamente, todos sabemos que Dios es perfecto y que no puede equivocarse. Sin embargo, subjetivamente vemos que algunas cosas como la muerte de un ser querido, una oración no escuchada y otros problemas, como heridas y dolencias nos aparecen como impuestas por Dios. Intelectualmente sabemos que estamos equivocados, pero las emociones de resentimientos y faltas de perdón permanecen y actúan como obstáculos para la sanación, hasta que expresamos el perdón por todo aquello que vemos como resentimiento hacia Dios.
ORACIÓN PARA SANAR LA DEPRESIÓN