"Carta de Jesucristo Para Ti.
Querido(a) amigo(a):
¿Cómo estas? Te Escribo esta carta por que quiero decirte cuánto te amo y me preocupo por ti y cuan grande es mi deseo de ayudarte.
Te vi ayer hablando con tus amigos y a lo mejor querías hablarme también. Espere todo el día. Al llegar la tarde te di una hermosa puesta de sol para cerrar tu día y una fresca brisa para tu descanso después de un día tan fatigoso, y esperé... pero nunca viniste. Sí, claro. Me dolió, pero aun así te amo y quiero ser tu amigo.
Te vi dormir anoche y quise tocar tu frente; envíe rayos de luna que cubrieron tu almohada y tu cara para ver si te despertabas, para hablar contigo; pero no, seguías en tu sueño. ¡Tengo tantos dones que darte!
En la mañana, era tarde y te fuiste apresurado a trabajar. Mis lágrimas se mezclaron con la lluvia que caía.
Hoy te veo triste, preocupado(a), solo(a). ¡Tan solo(a)! Mi corazón comprende. También mis amigos me abandonaron y me lastimaron; pero yo te amo.
¡Oh, si tan solo me escucharas! ¡Te amo! Trato de decírtelo por medio del cielo azul y de los verdes prados. Te hablo al oído a través de las hojas de los árboles y el olor de las flores. Grito en los riachuelos de las montañas, doy a los pajaritos cantos de amor sólo para ti. Te visto con el calor del sol y te perfumo el aire con el aroma de la naturaleza. Mi amor por ti es más profundo que el mar, pero mayor y más grande es mi deseo de hablar y caminar contigo.
Yo sé cuan duro es vivir en esta tierra. Realmente lo sé, y quiero ayudarte si tan solo tu me dejaras demostrártelo. Quisiera que conocieras a mi Padre. Él desea ayudarte también. Mi padre es así, ya tú le conocerás y le amarás igual que yo.
Llámame a cualquier hora del día o de la noche, pues yo nunca duermo, y siempre te responderé; pídeme lo que quieras, que si es para tu beneficio yo te lo daré. Habla conmigo y desahoga tus angustias, ansiedades, que yo siempre tengo tiempo para ti. ¡Por favor, no te olvides de mí, tengo tanto que compartir contigo!
Ya no te molesto más. Sé que tienes mucho que hacer. Perdona que te haya tomado tanto tiempo, pero no podía esperar más sin dejarte saber que te amo y que te espero.
"Tu amigo Fiel, Jesucristo."
martes, abril 27, 2010
martes, abril 20, 2010
EL QUE ORA POR UN ENFERMO
Debe reflejar el amor y la unción de Jesús. Estar libre de todo deseo personal, de comprobar resultados buenos. Muchas veces queremos defender nuestro buen nombre y no el amor de Dios.
Si oramos con miedo y dudas, fracasará nuestra oración. Tenemos que orar como servidores del Señor sin temor al fracaso. Cuando se ora con amor y fe nunca se fracasa, aunque los efectos buenos no aparezcan.
El don de sanación no es un poder que yo poseo para hacer lo que quiera con él. Es la manifestación del amor del Espíritu Santo que obra, a través de mi, para ayudar a alguien. Soy su instrumento libre. El es el agente principal.
Algunas veces Dios se vale de mi y otras no. Es el Señor y obra como quiere. Esto nunca lo debemos olvidar. Así nos conservamos humildes, pues "somos siervos inútiles".
En toda oración por la salud se invoca el poder de Dios, pero el primer puesto lo debe tener el amor. "Si tengo fe, capaz de mover las montañas pero no tengo amor, nada soy" (1Co 13, 2-3).
¿POR QUÉ NO NOS CURAMOS?
Falta de fe: Los discípulos no pudieron curar al epiléptico endemoniado por falta de fe (Mt 17, 14). Tenemos que crecer en la fe para que el Señor nos use más.
No querer la curación: Algunos encuentran en la enfermedad una autodefensa, no quieren salir de ella y bloquean inconscientemente la sanación. No debemos orar por quien no desea ser curado.
El pecado: La sanación interior no se obtiene mientras no nos arrepintamos del odio, etc. Nuestro Señor primero perdonó al paralítico y luego lo curó.
No orar por el caso concreto. En la oración por sanación interior es necesario descubrir la raiz profunda del mal y orar por su destrucción y sanación. Encontrar el problema inicial.
Un falso diagnóstico:
Orar por sanación física cuando se requiere sanación interior del mal que causa la enfermedad física. Orar por sanación interior cuando hay problemas físicos o se necesita liberación especial.
No ir al médico como medio de Dios para curar. El médico y las medicinas son los medios que ordinariamente usa Dios para sanarnos.
No usar los medios naturales para no enfermar: Descanso, higiene, prudencia. Si no empleas los medios ordinarios para conservar la salud, no pidas recobrarla por medios extraordinarios.
Falta de constancia . Recordemos que la "oración asidua es muy poderosa". Muchas curaciones no se completan por falta de perseverancia en la oración.
EL TIEMPO DE DIOS
Unas veces el Señor nos sana al instante. Otras veces lo hace gradualmente. Otras no lo hace nunca por razones que El sabe. Perseveremos orando. Quizás no es aún la hora de Dios.
Quizás quiere que sea otra persona el instrumento para curarle. Nuestra oración tiene buen éxito sólo cuando Dios nos llama para que oremos por una persona concreta.
Puede ser que el ambiente lo impida. Si allí no hay paz, amor, oración, sino odio, frivolidad, etc. no se da la sanación.
Cuidado con decir que falta la fe. Cuando alguien no es curado pueden darse otras razones, que expliquen su no curación. La sanación es un misterio del amor divino.
IMPOSICIÓN DE MANOS
La oración de sanación cuando va acompañada de la imposición de manos tiene una fuerza especial por varias razones:
· Porque el gesto de imponer las manos es profundamente bíblico.
· Esta imposición de manos es un gesto de comunión fraternal que hace experimentar al enfermo la auténtica compasión del que lo acompaña.
· Con frecuencia, este contacto es el medio que usa el Señor para hacer llegar al enfermo su poder de sanación.
SANACIÓN FÍSICA: ACLARACIONES
No toda sanación es milagrosa como creen algunos. San Pablo, cuando enumera algunows carismas en la 1 Carta a los corintios cita primero el don de curaciones y a continuación el de operaciones milagrosas (12,9). Esta aclaración es muy importante para la recta comprensión de este carisma.
El ministerio de sanación no desprecia la acción médica ni prescinde de ella. El capítulo 38 del Eclesiástico honra la persona y la profesión del médico, pero nos recuerda que toda sanación viene del altísimo.
Este ministerio de Sanación se desempeña mejor por medio de un equipo, ya que hay más riqueza de carismas y se evita el peligro del orgullo. Nadie puede afirmar que fue el instrumento exclusivo del Señor.
El ministerio de sanación se ejerce por medio de la oración de sanación. Oramos al Padre por Cristo para que glorifique a su Hijo por medio de esta sanación. Por eso es sanación de Jesús.
El mejor ministro de sanación será el que viva el profundo amor del Señor en su vida y comunique este amor y la ternura de Dios a sus hermanos enfermos.
EL RIO DE AGUA VIVA (Ez 47, 8-9)
"Esta agua va hacia la región oriental baja a la Arabá, desemboca en el mar, en el agua hedionda y el agua queda saneada. Por dondequiera que pase el torrente, todo ser viviente que en él se mueva, vivirá. Los peces serán muy abundantes, porque allí donde penetra esta agua lo sanea todo y la vida prospera en todas partes adonde llega el torrente" (Ez 47, 8-9). Esta es la acción del Espíritu Santo, que sana todo lo enfermo y, después, da una gran fecundidad y riqueza espiritual. Su luz penetra en los rincones oscuros en donde hemos encerrado tantos sentimientos dolorosos. Su amor cala, en nuestros corazones y va derribando los muros que ha levantado el rencor y el odio que se ha ido acumulando en nosotros a lo largo de la vida.
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